¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando tenemos miedo?

Escrito por PromoFarma el 29/10/2015

¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando tenemos miedo?

Ya llegó la noche de los difuntos y ¿qué mejor plan para pasar una entretenida velada que contar historias de miedo o ver películas de terror entre amigos? Halloween está perfectamente integrado ya en nuestra sociedad y aunque no a todos os guste pasar miedo, parece haber algo en las películas de este género que nos engancha. ¿Será que la adrenalina que creamos como reacción al miedo sea adictiva? Salgamos de dudas…

¿Qué es el circuito del miedo?

Ir caminando por la oscuridad, oir un ruido y percibir una sombra en movimiento puede ser una situación que nos asuste y que automáticamente activa en nuestro cerebro e circuito de alerta del miedo. La amígdala es el órgano con forma de almendra que centraliza toda la información que percibimos y la procesa para activar el sistema de alerta en nuestro cuerpo. Así pues, ante una situación de peligro la amígdala activa señales al resto de nuestro cuerpo y es por eso que, a veces, incluso antes que seamos conscientes de lo que está ocurriendo, se nos puede escapar un grito o un movimiento brusco.

¿Hay miedos innatos?

Un estudio reciente realizado por el Medical Research Council de Cambridge saca unas conclusiones asombrosas ante una amenaza primaria como una tarántula. Resulta que la reacción de nuestra amígdala ante el estímulo de poner una tarántula acercándose a los pies de los sujetos de estudio demostraba que, incluso en personas que aseguraban no tener miedo a las arañas, mostraban un pico de actividad creciente a medida que la tarántula se acercaba.

Aparte del funcionamiento de la amígdala, en neurociencia se ha debatido mucho sobre si los miedos que tenemos de adultos son instintivos o basados únicamente en nuestra experiencia. Parece claro que un recién nacido no tendrá miedo ante una situación de peligro que no conoce, pero sí que fácilmente asociará ciertos esquemas de color y formas con una amenaza. Así pues, parece que aunque hay ciertos patrones innatos que se transmiten, lo que te dará miedo de mayor estará vinculado a nuestra experiencia en la vida.

Una noche perfecta para reirse a carcajadas después de cada susto

Así pues, parace que la noche de Halloween es una buena ocasión para ponernos a prueba y ver si somos de los que se asustan fácilmente o de los que se hacen los duros y creen tolerar muy bien el miedo. Las situaciones que nos generan tensión muscular, respiraciones entrecortadas, temblor y sudoración de nuestras manos pueden parecer a priori algo masocas, pero lo que las hace adictivas es precisamente la sensación posterior a la liberación de adrenalina ante los estímulos del miedo y que nos darán sensación de bienestar al romper la tensión con una carcajada después de cada susto.

Ver cosas donde no las hay o pensar que debajo de la cama puede haber un monstruo es algo irracional que puede convertirse en divertido porque cuando lo racionalizamos no creemos que pueda ocurrir. Es por eso que cuando vemos una película de miedo o cuando vamos al pasaje del terror nos quedamos con lo bueno del miedo, ya que activamos el circuito del miedo pero al saber que no es real tenemos la sensación de control que hará que las reacciones ante el miedo no se nos escapen de las manos.

¡Así que ya sabes, el próximo día 31 de octubre no dejes que el miedo te contagie demasiado y disfruta de alguno que otro susto!