La infusión de lavanda se usa para combatir el insomnio. Su poder sedante ayuda a conciliar el sueño, por lo que beber una taza de esta infusión antes de acostarse puede ayudar a dormir mejor.
Las propiedades de la lavanda pueden ayudar a mejorar la digestión y a gestionar problemas intestinales por nervios o por estrés. Además, la lavanda puede evitar problemas gastrointestinales como cólicos, inflamación intestinal y flatulencia.
Sin embargo, la infusión de lavanda está totalmente contraindicada para personas que sufren de epilepsia debido a los efectos que produce en el sistema nervioso. Tampoco está recomendada para las personas que sufren de gastritis, colitis o síndrome del colon irritable (SCI).