¿Vitaminas en el embarazo?

Escrito por CuidateMag el 24/03/2017

¿Vitaminas en el embarazo?

La alimentación de la madre durante el embarazo es uno de los factores extrínsecos que tiene mayor influencia en el crecimiento y desarrollo fetal. Desde el punto de vista nutritivo, el feto depende totalmente de la madre ya que todos los nutrientes los recibe a través de la placenta. En ocasiones la dieta no es suficiente y es necesario recurrir a la utilización de suplementos vitamínicos. Los micronutrientes de mayor importancia para el normal desarrollo embrionario y fetal son:

  1. Vitamina B9 o ácido fólico.  También conocido como folato, es un tipo de vitamina B importante para mujeres embarazadas. Ayudar a prevenir los llamados defectos del tubo neural, malformaciones cerebrales y de la médula espinal. El ácido fólico se encuentra especialmente en vegetales de hoja verde, hígado, frutas, cereales, legumbres, levaduras y frutos secos. Aunque incluyamos estos alimentos es difícil conseguir las cantidades recomendadas de ácido fólico a través de la dieta por lo que se aconseja que toda mujer embarazada o que quiera quedarse embarazada tome un suplemento vitamínico diario que contenga la cantidad recomendada de ácido fólico. La toma debe ser diaria e ininterrumpida, porque no se almacena en el organismo
  2. Hierro. Durante el embarazo, el volumen en sangre aumenta y con él la necesidad de hierro para suministrar oxígeno a la madre y al bebé. Por tanto, necesitaremos un aporte extra de hierro para evitar la anemia ferropénica que es la deficiencia nutricional más frecuente entre las embarazadas. La dosis de hierro elemental al día durante el embarazo es de 30 mg que encontrarás en alimentos como carne roja, marisco, legumbres, cereales de desayuno fortificados o zumo de ciruela. Recuerda que es preferible tomar los suplementos en ayunas o entre comidas para favorecer su absorción y no deberían tomarse con té, leche o café. El carbonato de calcio y el óxido de magnesio inhiben la absorción del hierro y la vitamina C la favorece.
  3. Calcio. Es el elemento más abundante en el organismo humano. Es esencial para el mantenimiento de la estructura ósea, la transmisión del impulso nervioso, la excitabilidad neuromuscular, la coagulación de la sangre, la permeabilidad celular y la activación enzimática. Se aconseja una ingesta de calcio de 1.000 mg/día. Esta cantidad se puede cubrir con una dieta que incluya al menos tres raciones de alimentos ricos en calcio, como leche o queso. Un vaso de leche o un trozo de queso contienen unos 300 mg de calcio.
  4. Vitamina D. Su principal función es mantener los niveles de calcio y fósforo en el rango normal. Durante el embarazo los niveles de vitamina D aumentan. Una deficiencia grave en esta etapa se asocia a retraso de crecimiento intrauterino (CIR), raquitismo, tetania y alteraciones en el esmalte dental. La fuente principal de vitamina D es la exposición a la luz solar, mientras que el aporte dietético tiene un papel secundario ya que la mayoría de los adultos sanos mantienen un adecuado nivel.
  5. Yodo. Es un nutriente esencial en el proceso de desarrollo y funcionamiento de todos los órganos pero especialmente del cerebro. El cerebro humano se desarrolla durante la vida prenatal y la primera infancia, y un déficit de yodo, sobre todo en la primera mitad del embarazo, puede repercutir de forma irreversible en el desarrollo neurológico del niño. La gran mayoría de las sociedades científicas recomiendan la suplementación con yodo durante todo el embarazo y la lactancia con 200 mg más de lo recomendado en la población general. Durante el periodo de lactancia, la leche materna es la única fuente de yodo para el niño, en una época de su vida en la que el desarrollo cerebral sigue necesitando de las hormonas tiroideas. Por tanto, es recomendable comenzar a tomar la suplementación antes de la gestación y mantenerla hasta acabar con la lactancia

Vetajas de tomar vitaminas en el embarazo

  • Menor incidencia de defectos del tubo neural, retraso mental y anemias.
  • Menor tasa de abortos, partos pretérmino y bajo peso.
  • Menor incidencia de otras anomalías morfológicas: cardíacas, vasculares y urinarias.