
Con la llegada del calor, el cuerpo se enfrenta a un reto añadido. Para muchas personas, esta época del año significa descanso y desconexión, pero para quienes conviven con enfermedades crónicas puede suponer un riesgo real si no se presta atención al autocuidado. Hablamos de quienes padecen afecciones cardiovasculares, respiratorias, metabólicas como la diabetes, o trastornos de salud mental como la depresión, que pueden ver cómo sus síntomas se agravan o su enfermedad se desestabiliza con el calor.
En estos casos, cuidarse no es opcional: es una parte activa de la gestión de la salud. Y no solo implica tomar medicación o seguir el tratamiento médico al pie de la letra, sino también adaptar rutinas, evitar exposiciones prolongadas al sol, mantenerse bien hidratado, y contar con una red de apoyo cercana —profesionales, familia o amistades— que pueda acompañar en caso de necesidad.
Desde PromoFarma by DocMorris, nuestra farmacéutica Mar Santamaria, nos ha compartido una guía de actuación pensada para ayudarte a transitar el verano con bienestar, seguridad y autonomía. Porque el autocuidado, especialmente en los meses más calurosos, es una herramienta clave para prevenir complicaciones y disfrutar del día a día con tranquilidad.
Guía de actuación para el mejor autocuidado este verano

Es necesario cuidar bien el aspecto de la hidratación. Por ejemplo, las personas que toman medicación para trastornos psiquiátricos pueden ser propensas a una deshidratación más rápida. Conviene, por tanto, mantener una ingesta adecuada de agua durante el día, así como evitar las bebidas alcohólicas al máximo y el exceso de cafeína.
Las comidas semisólidas y frescas, como el gazpacho y las cremas frías, también aportan una buena dosis de hidratación y son deliciosas para tomar habitualmente en esta época del año. Así como las frutas jugosas (sandía, melón, melocotones, frutos rojos...) y las hortalizas (como el pepino, el calabacín, las verduras de hoja verde, los tomates...), un grupo de alimentos que tiene que estar presente en cada comida del día.
Para prevenir golpes de calor y deshidratación, debemos protegernos del sol adecuadamente: evitar salir durante las horas más calurosas y a pleno sol. Así como mantener el domicilio bien ventilado (bajando persianas durante las horas centrales del día para mantener el hogar más fresquito). Si en casa no disponemos de espacios con aire acondicionado, podemos refugiarnos en instalaciones climatizadas de uso público, en parques (en las sombras), etc. El uso de sombrero, gafas de sol y protector solar, ¡es imprescindible!
En casa o de viaje, procuraremos conservar la medicación pautada en el lugar más fresco y seco posible, alejado de fuentes de luz y de calor.
En caso de pasar mucho calor y empezar a encontrarnos mal, sentir mareo, mucha sed, debilidad y/o dolor de cabeza, debemos resguardarnos en un lugar fresco y solicitar ayuda.