El yodo es un mineral esencial para el correcto funcionamiento de nuestra glándula tiroides, pero su papel en el organismo va mucho más allá de esto. En este artículo, exploraremos las propiedades del yodo, su función en el cuerpo humano, las necesidades diarias y las consecuencias de una ingesta insuficiente.
Propiedades del yodo
El yodo es un oligoelemento fundamental.
Es crucial para el desarrollo durante el embarazo y la infancia.
El cuerpo humano no puede producir yodo por sí mismo, por lo que debe obtenerse a través de la alimentación.
Funciones del yodo en Nuestro Cuerpo
El yodo es esencial para la producción de las hormonas tiroideas triyodotironina (T3) y tiroxina (T4), que son necesarias para regular diversas funciones metabólicas, tales como:
El metabolismo energético y la regulación de la temperatura corporal.
El crecimiento, la formación ósea y el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso central en el feto.
Nuestras Necesidades de Yodo
Las recomendaciones diarias de ingesta de yodo varían según la edad y el estado fisiológico:
Niños (1-8 años): 90µg/día
Niños (9-13 años): 120 µg/día
Adolescentes (14-18 años): 150 µg/día
Adultos: 150 µg/día
Mujeres embarazadas: 200-220 µg/día
Mujeres lactantes: 180-290 µg/día
(Fuente: National Institutes of Health – NIH). Estas cifras son orientativas y pueden variar según ciertas condiciones de salud o hábitos alimenticios.
¿Quiénes Necesitan Más Yodo?
Mujeres embarazadas y lactantes requieren un mayor aporte de yodo. Si no consumen suficientes productos del mar, se recomienda consultar con un profesional de salud sobre la suplementación.
Los deportistas de alto rendimiento también pueden tener un requerimiento incrementado.
Alimentos que Proporcionan Yodo
Pescados y mariscos
Sal yodada
Huevos
Champiñones y setas shiitake
Productos lácteos
Es importante tener un especial cuidado con el consumo de algas, ya que pueden contener altas concentraciones de yodo, lo que podría llevar a una ingesta excesiva.
Consecuencias del Déficit de Yodo
El déficit de yodo puede causar una disminución en la producción hormonal, lo que conlleva graves problemas de salud:
Durante el embarazo, puede provocar malformaciones, abortos espontáneos o hipotiroidismo congénito en los recién nacidos.
En niños y adolescentes, la falta de yodo puede afectar el desarrollo físico y mental.
Los síntomas asociados a la deficiencia incluyen fatiga, dificultad para concentrarse, sensibilidad al frío, y voz ronca.
También pueden presentarse nerviosismo, alteraciones en la piel y el cabello, trastornos digestivos, aumento de peso, problemas de fertilidad y bradicardia (ritmo cardíaco lento).
Pueden desarrollarse bocios (aumento del tamaño de la tiroides), lo que puede provocar dificultad para tragar o respirar.
Efectos de un Exceso de Yodo
El consumo excesivo de yodo puede generar varios problemas, entre los que se incluyen:
Hipertiroidismo (funcionamiento excesivo de la tiroides).
Enfermedad de Basedow (hipertiroidismo autoinmune).
Tiroiditis de Hashimoto (inflamación tiroidea).
Reacciones adversas en la piel.
Circunstancias que Pueden Afectar el Estado del Yodo
La eliminación de alimentos de origen animal puede incrementar el riesgo de deficiencia en vegetarianos o veganos.
Factores ambientales como el tabaquismo.
Consumo elevado de ciertos vegetales que pueden interferir con la absorción de yodo (como algunas coles, rábanos y legumbres).
Información Adicional
En muchas regiones, los suelos son deficientes en yodo, lo que hace que los alimentos vegetales cultivados en estas tierras también sean más pobres en contenido de yodo. Por ello, es importante considerar el uso habitual de sal yodada y de calidad en la dieta diaria para asegurar una ingesta adecuada.
Aunque no hay un exceso generalizado de alimentos ricos en yodo, se debe tener precaución con los suplementos. La ingesta de suplementos se debe realizar siempre bajo supervisión médica para evitar un exceso de este oligoelemento.
Es fundamental consultar con un profesional si se sospecha una deficiencia o si se está considerando la suplementación con yodo.
