Este verano, más salud y menos presión: crecen las ventas de productos para el control de peso

Este verano, más salud y menos presión: crecen las ventas de productos para el control de peso

Con la llegada del buen tiempo, resurgen ciertos mensajes que se repiten año tras año: la llamada “operación bikini” toma protagonismo en redes sociales, conversaciones cotidianas y estrategias de consumo. Este fenómeno refleja una tendencia recurrente: la urgencia por transformar el cuerpo en pocas semanas, como si el verano fuera el único momento del año en el que merece la pena cuidarse.

Desde el ámbito de la salud y el autocuidado, es importante poner el foco en una idea clave: el bienestar no tiene fecha de inicio ni fin, y mucho menos debería estar condicionado por una prenda de baño.

En este contexto, observamos un aumento notable en el interés por productos relacionados con el control de peso. Este comportamiento responde a una preocupación creciente sobre la salud física, aunque a menudo viene motivado también por presiones estéticas que distorsionan el objetivo principal: cuidarse de forma consciente y sostenible.

Desde PromoFarma by DocMorris, parafarmacia digital especializada en salud, belleza y cuidado personal, se hace un llamado claro: ni “operación”, ni “bikini”. La apuesta va más allá de cualquier transformación exprés. Se trata de integrar hábitos saludables que perduren, que se adapten al estilo de vida de cada persona y que pongan en el centro la salud, no el número de la báscula ni el tallaje de una prenda.

Como explica Mar Santamaria, Responsable de Atención Farmacéutica en PromoFarma by DocMorris de la compañía y experta en nutrición: “Si pudiéramos cambiar el enfoque, hablaríamos de una Operación salud u Operación cuerpo en forma. No como una meta estética, sino como un proceso para incorporar rutinas que nos acompañen todo el año. El verano puede ser un punto de partida, pero no un destino”.

Y es que la evidencia científica es clara: seguir una alimentación equilibrada, sin necesidad de buscar la perfección, y realizar ejercicio físico de forma regular son las dos herramientas más eficaces para mantener niveles de grasa corporal dentro de parámetros saludables. Y aquí es importante hacer una distinción esencial: hablamos de porcentaje de grasa, no de kilos. El peso puede resultar engañoso y no refleja siempre el estado real de salud.

En paralelo, hay una contradicción que sigue muy presente en nuestra sociedad: por un lado, vivimos en un entorno obesogénico, donde los productos ultraprocesados son accesibles, económicos y están presentes en todos los canales publicitarios. Por otro, persiste la presión por encajar en cánones estéticos muchas veces irreales, amplificados por las redes sociales. Este choque genera frustración y, en ocasiones, decisiones arriesgadas como dietas restrictivas sin supervisión profesional o el consumo de productos “milagro” que prometen resultados inmediatos sin un respaldo serio.

Desde la responsabilidad como profesionales de la salud, el mensaje debe ser firme: cuidarse no debería doler, ni ser urgente, ni estar dictado por los algoritmos. Cuidarse debería ser un gesto de respeto hacia el propio cuerpo, y eso empieza por hacer elecciones sostenibles, informadas y compasivas. No para encajar, sino para estar bien.

Este verano, más salud y menos presión: crecen las ventas de productos para el control de peso

Consejos prácticos para hacer frente a esta situación con la preocupación ligada a la temporada de verano 

Con todo lo expuesto, la farmacéutica Mar Santamaria comparte dos consejos clave para construir un proceso de incorporación y afianzamiento de hábitos saludables a largo plazo, con el objetivo de lograr un mayor bienestar y velar por lo que realmente importa: la salud, también a largo plazo.

  1. Compra alimentos sin etiquetas. Aquellos que no tienen nombre, ni listas interminables de ingredientes: la verdura y la fruta tal como llega del campo, y que se encuentra en el mercado; las legumbres a granel o en conservas de buena calidad (solo con los aditivos justos y necesarios), el pan de la panadería de la esquina (mejor si es de fermentación lenta), los huevos, el pescado y la carne de carnicería. Estos alimentos tienen una alta densidad nutricional y están muy poco procesados. Lo justo para que sean seguros. Y aportan buenos nutrientes y micronutrientes, los que realmente necesitamos para alimentarnos y sentirnos bien.  

  2. Consume productos de temporada. Los alimentos cercanos son más ricos y económicos. Son los mismos que llenaban las cestas de los abuelos, y que daban lugar a platos tan ricos y sabrosos. Una garantía de sostenibilidad, sabor y ahorro, y una forma de comer más sana y de cuidar, también, de los productos locales.   

  3. Muévete. La mayoría de personas tenemos trabajos y hobbies muy sedentarios: estamos sentados buena parte del día. Levántate y estírate. Anímate a desplazarte caminando o en bici. Y reserva alguna hora a la semana para practicar ejercicio físico de mayor intensidad.  

  4. Si te preocupa el exceso de peso o reconoces una obsesión desmedida por el físico y por alcanzar unas tallas menos, no lo dudes: consulta con un profesional de la salud que pueda orientarte. Habrá que abordar tanto los aspectos de nutrición y de estilo de vida que se puedan optimizar, como los aspectos psicológicos que requieran atención. Y, siempre, en manos expertas y profesionales. Huye de supuestos expertos con pocas credenciales y “soluciones rápidas y fáciles”.