5 tips útiles para recuperar una alimentación saludable después de verano

Escrito por Seila Cuartero el 09/09/2022

Plato desayuno saludable

¡Ya está aquí septiembre! La ansiada o temida vuelta a las rutinas. Una de las que más suele costar es la vuelta a una alimentación saludable. Y sí, cuesta romper esos hábitos relajados de chiringuito playero, de bocadillo rápido, de snacks, refrescos, helados… pero todo será más fácil con organización, consejos y un poquito de paciencia con nuestro cuerpo y con nosotros. 

1. Empieza gradualmente a recuperar los hábitos

Ir gradualmente es una de las reglas principales para recuperar hábitos saludables. Pasar de una alimentación relajada a una alimentación saludable, pero muy estricta no es lo más útil. 

Durante las vacaciones lo más común es haber consumido alimentos más ricos en grasas. ¿Cómo los elimino? Lo primero no hay que eliminarlos, hay que reducir su consumo. En lugar de sustituirlos, se recomienda sumar una ración de fruta y verdura al día. Otra de las opciones para reducir los alimentos procesados y con más grasa (helados, mantequilla, embutidos…) es aumentar el consumo de almendras y nueces

Se trata de ir regulando al cuerpo a una alimentación más saludable y consumiendo cantidades más pequeñas. Sin pasar en ningún momento hambre.  

2. Equilibra y planifica tus comidas 

En principio, toda comida equilibrada debería incluir 3 tipos de alimentos: Vegetales, proteínas e hidratos de carbono. En el caso de la fruta o el yogur podría consumirse como postre, desayuno o merienda. Este equilibrio visto desde un plato sería algo así como: Una mitad para vegetales (50%) y la otra mitad, dividida entre proteínas (25%) e hidratos (25%).

Una vez tenemos claro esto, el siguiente paso es planificar nuestras comidas porque de esto dependerá nuestra cesta de la compra. De acuerdo a recuperar los hábitos saludables deberíamos evitar productos como bollería, fritos… Hacer un planning semanal de comidas variado, saludable y que incluya pequeños caprichos, facilita llegar al supermercado con una lista más o menos fija de la compra y evitar improvisar cogiendo alimentos que nos alejen de ese objetivo de “más saludable”

Y sí, el planning debería incluir caprichos que aunque no respeten a un 100% la cualidad de saludables, son necesarios para que seamos capaces de cumplir esa “vuelta a lo saludable”. ¿De qué alimentos hablamos? Un pan de centeno o rico en fibras y cereales, chocolate puro, yogures… Cada uno sabe qué es aquello de lo que no quiere prescindir al 100%. Y es que la salud no solo pasa porque todo sea saludable, pequeños caprichos también son necesarios para subir nuestro estado de ánimo. 

Cuando comemos algo que nos gusta, el cerebro segrega dopamina, una sustancia que nos aporta una sensación placentera. El cerebro asocia el olor de un alimento que nos gusta y segrega dopamina, que interpretamos con felicidad, y que es lo que nos empuja a comerlo.

El auto-cuidado también es salud, y estos consejos son sobre comer sano, para estar mejor y más fuertes. Aunque inevitablemente los alimentos con más azúcar, son los que el cerebro asocia a mayor felicidad.

Nuestra farmacéutica, Mar Santamaria apunta “Pero, luego, también a un mayor pico de insulina y por medio de pasos intermedios complejos, a un bajón de energía y ánimo como colofón final”.

Hay que encontrar el equilibrio entre caprichos y hábitos no saludables. 


3. El agua, las frutas y las verduras son tus aliados 

La fruta y la verdura al ser alimentos de origen vegetal poseen menos grasas y son más nutritivas. Por eso, suelen ser productos que se repiten tanto a la hora de recuperar hábitos saludables. Esta recomendación pasa también por no hacer un consumo en exceso y por elegir las frutas y las verduras que más nos gustan. Disfrutar de nuestra alimentación saludable es la clave para seguirla y mantenerla. 

¿Otra vez con el tema de beber al menos 1,5 litros de agua al día? Sí, lo sentimos, pero sí. El agua ayuda a eliminar toxinas y desechos que el cuerpo no necesita. 

4. Cómo cocinar los alimentos

Y algo igual de importante es cómo cocinar los alimentos y cuánta cantidad consumir. A la hora de cocinar y para que el alimento no pierda su condición de saludable, lo recomendable es evitar los alimentos fritos y el consumo excesivo de sal. 

Algunas recomendaciones

  • Evitar cocer las verduras en exceso para que no pierdan sus vitaminas, minerales y antioxidantes. 

  • Cocinar al horno y evitar freír los alimentos en la sartén, es también una opción más saludable. 

  • Reducir el consumo de sal. Una cucharadita de café de sal de mesa contiene aproximadamente 2.300 mg de sodio, la cantidad máxima recomendada al día para un adulto. En el caso de personas de más de 51 años, o personas con presión arterial alta, diabetes o enfermedad renal, el máximo debería ser de 1.500 mg. Si estamos acostumbrados a comer con un exceso de sal, suele ser un paso costoso. Pero con el tiempo, las papilas gustativas se adaptan a esta reducción.


5. ¿Cuántas comidas tengo que hacer al día?


Llevamos toda la vida escuchando qué es y qué no es mejor respecto al número de comidas. Casi siempre se asocia el número de comidas a una reducción de grasa y, por tanto, de peso. En nuestro caso, hablamos de realizar una alimentación saludable. 

Las recomendaciones generales suelen ser las mismas de siempre: Realizar un mínimo de 3 a 5 comidas diarias. Aunque lo realmente importante es tomar alimentos saludables, no la cantidad de comidas diarias. Cada tipo de cuerpo es distinto. No todos necesitamos el mismo aporte calórico, ni tenemos las mismas rutinas. 

Si entendemos volver a hábitos saludables para reducir o controlar el peso, el proceso debería empezar siempre con la recomendación y supervisión de un profesional sanitario.

Quizá es momento de eliminar la palabra dieta del vocabulario asociada a pérdida de peso, y abogar por la alimentación saludable o una dieta saludable. Un cuerpo que coma sano, estará más fuerte y saludable. Seguir hábitos saludables siempre será nuestra recomendación. Y por supuesto, a la alimentación siempre habrá que unir movimiento. El movimiento es salud física y mental.


¡Es el momento de cuidar nuestro cuerpo por salud, no por peso! No mires la báscula, vigila cómo te sientes siguiendo hábitos más saludables y a partir de ahí, todo será más fácil.