¿Cómo estabilizar la diabetes tipo 2?

Escrito por Celia Núñez el 16/02/2024

¿Cómo estabilizar la diabetes tipo 2?

La diabetes tipo 2 es la que sufre el 90% de los diabéticos, y el número de pacientes sigue aumentando cada año en todo el mundo. Su desarrollo es paulatino, y está ligado a un mal funcionamiento de la insulina, la hormona necesaria para utilizar la glucosa en nuestro organismo. Pero, ¿qué es la diabetes de tipo 2? ¿Cómo se puede diagnosticar y detectar posibles complicaciones?

¿Qué es la diabetes tipo 2?

La diabetes se define como un aumento prolongado de la concentración de glucosa en sangre, denominada hiperglucemia. En el caso de la diabetes tipo I, a causa de un déficit de insulina; en el de la diabetes tipo II, por un mal uso de esta por parte de las células del organismo.  En los pacientes con diabetes tipo II, las células pancreáticas producen insulina, lo que permite que la glucosa ingrese a las células donde luego es usada como energía. Sin embargo, cuando la insulina es usada incorrectamente, esta glucosa permanece en la sangre, haciendo que aumenten los niveles de glucosa en la sangre.

Su desarrollo se hace de forma muy paulatina y por etapas:

  1. Resistencia a la insulina. Generalmente aparece a partir de los 20 años. Las células del cuerpo se vuelven resistentes a la insulina, lo que se ve agravado en personas con sobrepeso u obesidad.

  2. Hiperinsulinemia. El cuerpo intenta adaptarse aumentando la producción de insulina por parte de las células del páncreas.

  3. Deficiencia de insulina. Con el paso de los años, el páncreas no puede secretar suficiente insulina para regular el nivel de glucosa en la sangre.

También conocida como diabetes no insulinodependiente, la diabetes tipo 2 afecta en gran medida a personas con sobrepeso u obesas, sedentarias y, con mayor frecuencia, después de los 45 años. Sin embargo, con el aumento del número de personas obesas en los países occidentales, esta edad ha disminuido e incluso se han reportado casos de adolescentes con esta enfermedad.

¿Cómo se diagnostica la diabetes tipo 2?

La diabetes tipo II se diagnostica mediante un análisis de sangre y dos mediciones del nivel de glucosa en sangre en ayunas. Durante el análisis de sangre, es común ver un nivel alto de triglicéridos y colesterol con una caída del colesterol "bueno". Además, la tensión arterial alta a menudo está presente.  Aunque los síntomas iniciales suelen ser sutiles, cuando la enfermedad progresa, es común notar: 

  • Aumento de la sed y el hambre 

  • Necesidad frecuente de orinar

  • Cansancio

  • Picazón en la piel 

  • Dificultad para cicatrizar pequeñas heridas o cortes

  • Infecciones frecuentes en encías, genitales y urinarias

  • Entumecimiento u hormigueo de pies y manos

  • Disfunción eréctil

  • Visión borrosa

¿Cuáles son las posibles complicaciones de la diabetes tipo 2?

  Al igual que la diabetes tipo 1, la diabetes tipo 2 es peligrosa por sus posibles complicaciones, debido a niveles de glucosa en sangre demasiado altos durante un tiempo prolongado. De hecho, una concentración demasiado alta de glucosa en sangre puede provocar daños en los vasos sanguíneos (lesiones en la retina, el cristalino, en el riñón…) y en las arterias.

El daño a los pequeños vasos sanguíneos también puede causar daño a los nervios de los pies y las piernas, lo que se conoce como pie diabético, y que conlleva pérdida de sensibilidad, sensaciones dolorosas u hormigueo.

A nivel arterial, la mayor complicación de la diabetes tipo 2 es un estrechamiento, que puede provocar un infarto, un accidente cerebrovascular o una arteritis, es decir, una mala circulación en las arterias de las piernas.

Si la concentración de azúcar en la sangre llega a ser muy alta, especialmente en presencia de otros factores como una infección, los diabéticos pueden experimentar episodios de confusión y mareos, o incluso un coma llamado coma hiperosmolar. De ahí la importancia de controlar la diabetes a diario.  

¿Cómo controlar la glucosa en sangre en la diabetes de tipo 2?

El control de la diabetes se realiza mediante midiendo regularmente la hemoglobina glicosilada en la sangre (HbA1c, una forma de hemoglobina a la que se unen las moléculas de azúcar).

El nivel de HbA1c refleja el nivel de azúcar en sangre durante las últimas seis semanas. Una persona sana suele tener un nivel de HbA1c por debajo del 5,5%. En un paciente diabético, el nivel de HbA1c a mantener lo establece el médico según el estadio de la enfermedad, teniendo en cuenta que un aumento prolongado en el nivel de HbA1c del 1% aumenta el riesgo de complicaciones en los vasos sanguíneos en un 40% y en las arterias principales en un 20%.

De ahí la importancia de llevar a cabo un control constante. En la mayoría de los casos, se recomienda disponer de un glucómetro para realizar un autocontrol por la mañana antes del desayuno, uno por la noche antes de la cena y otro 2 horas después del comienzo de una comida. Los niveles deben registrarse en un cuaderno de autocontrol que permitirá controlar la evolución según las comidas, el deporte, el estilo de vida, enfermedades asociadas..

¿Cómo estabilizar la diabetes tipo 2?

Los métodos para monitorear los niveles de azúcar en sangre han mejorado considerablemente en los últimos años, ya sea con una gota de sangre en la yema del dedo o directamente con sensores no invasivos colocados en la piel, que permite ver la influencia de un tipo de alimento en el nivel de azúcar en la sangre y posiblemente modificar la dieta en consecuencia.

Del mismo modo, practicar deporte puede afectar los niveles de azúcar en la sangre. De hecho, la dieta y la actividad física son dos elementos esenciales en el manejo de la enfermedad y, por lo tanto, los primero que propone el médico.

Si resultara insuficiente, este prescribe un tratamiento con medicamentos adaptados a cada caso. En cuanto a la práctica deportiva, hablamos de actividad física adaptada con fines terapéuticos. Se recomienda realizar de 30 a 60 minutos de ejercicio al menos 3 veces por semana. En cuanto a la alimentación, si no hay sobrepeso, se tratará de reducir las grasas y, especialmente, las grasas saturadas.

Si hay sobrepeso, el asesoramiento de un/a nutricionista puede ser de gran ayuda.  En caso de síntomas de alarma de diabetes tipo 2, no dudes en consultar a tu médico para confirmar el diagnóstico con un análisis de sangre.

Artículo traducido por Celia Núñez, redactado originalmente en francés por Léa Fillion.