La harina de garbanzo es un sustituto perfecto al huevo para personas con intolerancias alimenticias. Además, es más fácil de digerir que la legumbre cocida y tiene unas propiedades similares. Es una fuente rica en fibra que favorece el tránsito intestinal, así como de proteínas, ácidos grasos esenciales e hidratos de liberación lenta.