
El próximo 30 de abril se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, una fecha para reflexionar sobre los efectos del ruido en nuestra salud y cómo podemos prevenirlos en nuestro día a día. Desde problemas cardiovasculares hasta alteraciones del sueño, el ruido ambiental tiene un impacto silencioso pero real en nuestro bienestar.
En este artículo, te contamos por qué la contaminación acústica es uno de los grandes retos ambientales del siglo XXI, cómo afecta a la salud y qué medidas puedes tomar desde casa, en tus rutinas o con pequeños gestos cotidianos. Además, repasamos los productos de parafarmacia más útiles para proteger tu salud auditiva.
Ruido ambiental: una amenaza silenciosa para la salud pública
La contaminación acústica es la segunda causa ambiental de problemas de salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, más de 5 millones de personas están expuestas a niveles de ruido por encima de los umbrales recomendados, tanto de día como de noche, según la Agencia Europea del Medio Ambiente.
Desde PromoFarma by DocMorris, hemos observado que, durante los últimos 12 meses, los productos más solicitados dentro de la categoría de salud auditiva han sido los tapones protectores, representando el 72% de las ventas. A continuación, se encuentran los productos para la higiene del canal auditivo externo (12%) y los tratamientos para molestias o afecciones leves en el oído externo (8%).
Estos datos evidencian una creciente preocupación de la ciudadanía por proteger su audición ante entornos cada vez más ruidosos.
¿Cómo nos afecta el ruido?

La doctora Maria Foraster, investigadora y profesora de Epidemiología y Salud Pública, y referente internacional en los efectos del ruido ambiental, lo explica claramente: “No hace falta que el ruido nos moleste para que nos afecte. Aunque no seamos conscientes, puede alterar procesos fisiológicos internos que influyen en nuestra salud y calidad de vida”.
Los niveles elevados de ruido, especialmente en ciudades, se asocian con aumento de la presión arterial, alteraciones del sueño, y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. De hecho, según la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española de Cardiología (FEC):
En Europa, se producen al año 12.000 muertes prematuras por ruido ambiental.
Se registran 48.000 nuevos casos de cardiopatía isquémica.
En España, el impacto se traduce en más de 1.000 muertes prematuras y 1.300 nuevos casos de enfermedades cardíacas.
El ruido más perjudicial es el del tráfico rodado, muy presente en núcleos urbanos. Además, se ha demostrado que afecta directamente a la calidad del sueño, incluso sin llegar a despertarnos: puede provocar pequeñas alteraciones hormonales y de tensión arterial que, acumuladas en el tiempo, perjudican la salud.
¿Qué podemos hacer para protegernos?
Aunque las soluciones estructurales dependen de políticas públicas y urbanísticas, desde nuestro entorno más cercano sí podemos tomar medidas prácticas. Como señala Mar Santamaria, Responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma by DocMorris: “Mientras llegan medidas de protección más ambiciosas, podemos empezar aplicando pequeños gestos que nos ayuden a reducir nuestra exposición diaria al ruido”.
Estas son algunas acciones útiles:
Optimizar el aislamiento de las viviendas (sellar ventanas o instalar doble cristal), también por un tema de eficiencia energética. Se puede combinar esta medida con el uso de un purificador de aire con filtro HEPA (así, al mismo tiempo, mejoraremos la calidad del aire dentro de la vivienda)
En momentos puntuales, para reducir las molestias asociadas al ruido ambiental, podemos utilizar tapones para el oído que nos aíslen del ruido externo (para estudiar y concentrarnos, para descansar y siempre que sea necesario).
Podemos modificar algunos de nuestros hábitos, por ejemplo: evitar caminar por áreas muy transitadas y optar por trayectos alternativos que transcurran por zonas verdes o paseos. Es necesario (especialmente en áreas muy pobladas) que nos tomemos tiempos de descanso durante el día en zonas libres de ruido.
Podemos modificar algunos de nuestros hábitos, por ejemplo: evitar caminar por áreas muy transitadas y optar por trayectos alternativos que transcurran por zonas verdes o paseos. Es necesario (especialmente en áreas muy pobladas) que nos tomemos tiempos de descanso durante el día en zonas libres de ruido.
Hay que priorizar la movilidad a pie, en bicicleta y en trasporte público colectivo, antes que utilizar el transporte privado (para no contribuir a la generación de ruido, tampoco a la contaminación ambiental urbana).
Proteger especialmente a niños, personas mayores y con enfermedades crónicas debilitantes frente a este y otros tipos de contaminación ambiental.
Y cuidar de la salud auditiva: en caso de pérdida de audición o molestias, consultar siempre con un profesional de la salud.
Una llamada al cambio: menos ruido, más salud
Finalmente, Mar Santamaria concluye que “es importante tomar consciencia del problema y reivindicar espacios urbanos más saludables, libres de ruido, para pasear o realizar actividades al aire libre”. Con esto, seguro lograremos un mayor bienestar y salud para las personas.
El Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido es una oportunidad para visibilizar un problema que muchas veces pasa desapercibido, pero que está presente en nuestra vida cotidiana y en nuestra salud.