
Hace semanas que se viene hablando del aumento de contagios de gripe y otras enfermedades respiratorias, como el virus respiratorio sincitial (VRS), que son habituales durante los meses más fríos del año y ahora coexisten con el COVID-19.
En este contexto, la incidencia de la gripe ha alcanzado su pico epidémico y se espera que comience a descender en breve. Si bien los casos diagnosticados en Atención Primaria tienden a disminuir, las hospitalizaciones siguen siendo altas, sobre todo en personas no vacunadas contra la gripe, adultos mayores y personas con enfermedades preexistentes. Aunque no hay colapso en los servicios sanitarios, los casos se han concentrado en un periodo corto de tiempo, siendo más comunes entre las franjas de edad de 45 a 65 años y niños menores de un año.
Si los síntomas de resfriado o gripe ya están apareciendo, en nuestro marketplace encontrarás una amplia gama de productos de parafarmacia para aliviar molestias como la congestión nasal, irritación de garganta y otros síntomas gripales.
Medidas clave en la prevención de enfermedades infecciosas respiratorias
En un momento como el que vivimos, con la confluencia de distintos virus respiratorios que aprovechan las bajas temperaturas para estar al acecho, la prevención se convierte en vital. Mucho hemos aprendido durante los tiempos de pandemia, pero viene bien recordar los consejos más útiles. Tan importante es cuidarse en caso de tener que lidiar con las molestias que conllevan estas afecciones respiratorias, como contribuir a evitar su propagación, y, esto, se consigue a través de una adecuada prevención.
Por este motivo, Mar Santamaria, Responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma, comparte los 3 conceptos clave para poner freno a la circulación de las enfermedades víricas respiratorias:
Las vacunas, la herramienta de prevención estrella. Tanto de la gripe, como del covid o VRS, en las poblaciones indicadas, aportan grandes beneficios individuales (menor riesgo de hospitalización y/o enfermedad grave) y colectivos (dificultan la cadena de transmisión de los virus). Recordemos que es una suerte disponer de ellas, pues, desgraciadamente, existen otro tipo de infecciones que no disponen de vacunas efectivas. Así que, si “te toca” vacunarte al inicio de la campaña, o te lo sugieren posteriormente, ¡ni lo dudes! Las vacunas no evitan del todo el riesgo de infección, pero disminuyen su gravedad potencial.
Los test de diagnóstico y autodiagnóstico siguen siendo una herramienta tremendamente útil y recomendable, en distintos niveles. A nivel epidemiológico, permiten precisar mejor los diagnósticos, y seguir la evolución de cada virus en concreto. A nivel de la población general, nos permite tomar medidas de protección de la salud más racionales: por ejemplo, a la hora de socializar con personas mayores, embarazadas o inmunodeprimidas, todas ellas más vulnerables a estas infecciones; también nos ayudan a tener una noción de la carga viral que podamos tener y a actuar en consecuencia, ya que la capacidad de transmisión de la enfermedad a otras personas disminuye drásticamente
,en el momento en el que el test negativiza.Las mascarillas, hay que dejar de verlas como una imposición. Son, a su vez, otra buena herramienta para la contención de la propagación de virus respiratorios. Lo tienen todo: son útiles, de uso sencillo, asequibles y están avaladas por la evidencia científica. En lugares poco ventilados y/o con gran concentración de personas, ponen el freno a la transmisión de unos a otros. El sencillo gesto de ponérnosla, cuando tenemos una infección activa y estamos cerca de otras personas, debería ser algo ya tan habitual como tener nuestro paquete de pañuelos en el bolsillo.
En sitios donde hay personas frágiles (centros de salud, hospitales y farmacias, residencias para mayores) o muy concurridos, como el transporte público, están de lo más indicadas. Sean o no obligatorias en un momento dado. ¡Qué suerte poder disponer de ellas con total normalidad! Su función no se puede subestimar.
Consejos por si te ha tocado hacer frente a los síntomas gripales

Si ya has sido víctima del primer contagio de virus respiratorio en este nuevo año, tómatelo con calma. Lo más habitual es que curse de forma leve y no va a ser necesario ni tan solo acudir a tu médico/a. Muchas de estas infecciones respiratorias suelen ser autolimitadas y se resuelven en unos cuantos días. Eso sí, sigue con los buenos hábitos que bien conocemos para controlar los contagios y que comentábamos más arriba: uso activo de mascarilla (sobre todo para proteger a las personas más vulnerables), realización de un test de autodiagnóstico (los más útiles, los que detectan gripe y Covid-19 simultáneamente), buena ventilación en el domicilio, calditos, manta y medicamento antitérmico.
Si no hay complicaciones durante un proceso de infección vírica (resfriado, gripe, Covid-19), el tratamiento habitual sintomático o de alivio, recomendado por Mar Santamaria, sería el siguiente: Para la congestión nasal y la rinorrea, puedes utilizar un producto sanitario o medicamento descongestivo en forma de espray por vía nasal. Es mejor si no contiene ningún principio activo vasoconstrictor, porque puede crear “efecto rebote” si se utiliza con demasiada frecuencia. “Si no hay contraindicaciones (niños pequeños, embarazo, alergias) recomiendo los que tienen extractos de plantas con acción descongestiva: eucalipto, pino, menta, abeto negro, geranio…” añade la farmacéutica.
La limpieza de la cavidad nasal con suero fisiológico o agua de mar. Es importante evitar mocarse con mucha intensidad, ya que, puede favorecer al paso de la infección al oído. Si hay mucha congestión, se puede tomar un medicamento antihistamínico y descongestivo por vía oral, pero con asesoramiento de un profesional de la salud. Para respirar mejor y ayudar a hacer que la mucosidad sea más fluida y favorecer su expulsión, humidificar el ambiente con un humidificador será una genial opción.
Para la tos y el malestar general, existen algunas ayudas eficaces: por un lado, jarabes a base de extractos vegetales como eucalipto, abeto, pino, grindelia, llantén, liquen de Islandia, hiedra, hinojo, pelargonio, tomillo…) o principios activos antitusivos, mucolíticos y expectorantes. Para el malestar general y la fiebre, un antitérmico habitual como el paracetamol (en dosis de 500mg o 650mg cada 8 horas para adultos es correcto, si no hay contraindicación).
Ante cualquier duda, consulta con un profesional de la salud. ¡Ojo! Recuerda te queda media caja de antibiótico de un tratamiento anterior por casa, ¡tomarlo es la peor idea de todas! Los antibióticos no combaten las infecciones causadas por virus. Y, su uso inadecuado, contribuye de manera muy notable a la aparición de resistencias a los tratamientos.
Finalmente, para reponer fuerzas y sentirte mejor, no fuerces la ingesta de alimentos pero prioriza preparaciones digestivas y reconfortantes. “Insisto en las bondades de un buen caldo vegetal o, preferentemente,
de pollo: cura cuerpo y alma. Cuando estés con más apetito, incorpora fuentes de hidrato de carbono que den energía, como la patata hervida, y proteínas de calidad, como pescado o carne blanca a la plancha, sazonados con romero y un buen aliño de aceite de oliva, por ejemplo”.
“Y si aparece irritación en la zona alrededor de los orificios nasales utiliza con un bálsamo reparador e hidratante para evitar sequedad y pequeñas heridas” concluye la especialista de PromoFarma, Mar Santamaria.






