
Hoy vamos a hablar de un tema que puede sonar un poco raro, pero que es más común de lo que pensamos: la herpangina. Si eres padre o madre, seguro que te preocupa cualquier cosa que le pase a tu pequeño. Las ampollas en la garganta pueden ser alarmantes, y muchas veces se confunden con anginas o faringitis. Pero no te preocupes, aquí estamos para aclarar las cosas.
La herpangina es una infección viral que afecta principalmente a los niños, y aunque puede causar molestias, generalmente no es grave. Vamos a desglosar lo que necesitas saber sobre esta condición, desde sus síntomas hasta cómo puedes ayudar a tu hijo a sentirse mejor. Así que, coge un café, relájate y vamos a profundizar en el mundo de la herpangina.
¿Qué es la herpangina y por qué le preocupa a mamá y papá?
La herpangina es, en pocas palabras, una infección viral que afecta principalmente a los más pequeños. Pero, ¿qué la diferencia de otras infecciones similares? Aquí te lo contamos.
La causa detrás de las ampollas
La herpangina es generalmente causada por el virus Coxsackie A. Este pequeño bicho suele hacer de las suyas en los meses más cálidos, especialmente en verano y principios de otoño. La mayoría de los niños entre 3 y 10 años son los más afectados, aunque no es raro que los adultos también puedan contagiarse. Es importante que los padres estén atentos a las condiciones climáticas y a los brotes en su área para poder actuar de manera adecuada si su hijo presenta síntomas.
Síntomas que no puedes ignorar
Los síntomas de la herpangina suelen aparecer de repente. Un día tu hijo está jugando felizmente y al siguiente tiene fiebre alta, dolor de garganta y esas molestas ampollas. A menudo, también puede quejarse de dolor de cabeza y dificultad para tragar. Es importante estar atentos a estos signos para poder actuar a tiempo y proporcionar el cuidado necesario, haciendo que el niño se sienta más cómodo durante su recuperación.
¿Es grave? No te alarmes
Una de las mejores noticias sobre la herpangina es que, aunque puede ser incómoda, generalmente no es grave. La mayoría de los niños se recuperan en unos pocos días con el tratamiento adecuado y un poco de mimos. La tranquilidad de los padres es fundamental en estos momentos, ya que el apoyo emocional puede ayudar al niño a sobrellevar mejor la enfermedad.
¿Cómo se transmite la herpangina? ¡Cuidado con los gérmenes!
La herpangina se transmite fácilmente, especialmente entre los niños que comparten juguetes y espacios en guarderías o colegios. Vamos a ver cómo se propaga este virus.
Vía fecal-oral y gotitas respiratorias
El virus puede entrar en el organismo de varias maneras. La más común es a través de la ruta fecal-oral, lo que significa que puede estar en las manos o superficies contaminadas. También se puede transmitir a través de gotitas respiratorias cuando alguien infectado tose o estornuda. ¡Así que lavarse las manos es vital! Fomentar hábitos de higiene desde una edad temprana puede hacer una gran diferencia en la salud de los niños.
Cuidado en lugares concurridos
Los lugares donde los niños pasan tiempo juntos, como colegios y parques, son un caldo de cultivo para la propagación de la herpangina. Esto no significa que debas mantener a tu pequeño encerrado, pero sí es importante ser más cuidadoso durante los picos de esta enfermedad. Supervisar el comportamiento de los niños en estos lugares puede ayudar a prevenir contagios.
Prevención: lo que puedes hacer
La mejor forma de prevenir la herpangina es mantener buenas prácticas de higiene. Asegúrate de que tu hijo se lave las manos con frecuencia, especialmente después de ir al baño y antes de comer. También es recomendable evitar compartir utensilios y juguetes con otros niños que puedan estar enfermos. Educar a los niños sobre la importancia de la higiene puede resultar fundamental en la prevención de infecciones.
Diagnóstico: ¿Cómo saber si es herpangina?

Cuando llevas a tu niño al médico, es natural que te preocupes. Vamos a ver cómo se diagnostica la herpangina y qué esperar en la consulta.
Evaluación clínica
El diagnóstico de la herpangina suele ser clínico. Esto significa que el médico observará las lesiones en la garganta y evaluará los síntomas. Por lo general, no se requieren pruebas de laboratorio, lo que simplifica el proceso. La confianza en el profesional de la salud es clave en estos momentos de incertidumbre.
Diferenciar de otras condiciones
Es importante diferenciar la herpangina de otras condiciones similares, como la faringitis estreptocócica. Aunque ambos presentan síntomas similares, el tratamiento y el manejo pueden variar. Así que no dudes en consultar a un profesional si tienes dudas. Un diagnóstico claro puede ayudar a los padres a sentirse más tranquilos y a seguir el tratamiento adecuado.
¿Qué pasa si no es herpangina?
Si el diagnóstico no es herpangina, el médico te ofrecerá un plan de tratamiento adecuado. Siempre es mejor asegurarse de que tu pequeño esté recibiendo la atención correcta. La comunicación abierta con el médico es esencial para entender el estado de salud del niño y las opciones disponibles.
Tratamiento: cómo aliviar el malestar
Cuando un niño tiene herpangina, lo que más queremos es que se sienta mejor. Aquí hay algunos consejos sobre cómo manejar los síntomas y ayudar a tu hijo a recuperarse.
Hidratación, la clave del bienestar
Una de las cosas más importantes es asegurarse de que tu hijo esté bien hidratado. Las ampollas en la garganta pueden hacer que tragar sea doloroso, así que ofrécele líquidos frescos o tibios. Evita las bebidas ácidas que podrían irritar aún más su garganta. La hidratación es esencial para facilitar la recuperación y mantener el bienestar general del niño.
Medicamentos para el dolor
Los analgésicos como el paracetamol o el ibuprofeno pueden ayudar a aliviar el dolor y la fiebre. Siempre consulta con tu médico antes de administrar cualquier medicamento. Y recuerda, nunca le des aspirina a un niño. Seguir las recomendaciones del médico es fundamental para garantizar un tratamiento seguro y efectivo.
Dieta suave y reconfortante
Ofrecer una dieta blanda puede hacer una gran diferencia. Purés, sopas y yogures son opciones que pueden facilitar la alimentación sin causar molestias. Preparar comidas que sean agradables y fáciles de consumir puede ayudar a tu hijo a sentirse mejor durante su recuperación.
La herpangina puede sonar alarmante, pero con la información adecuada, puedes ayudar a tu hijo a recuperarse rápidamente. Recuerda que la prevención es clave y que mantener buenas prácticas de higiene puede ayudar a evitar la propagación del virus.
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