El hierro es un mineral clave para las personas, ya que está presente en la hemoglobina y la mioglobina, proteínas que transportan el oxígeno en el cuerpo permitiendo su correcto desarrollo.
Es necesario incorporar hierro a través de la dieta. Son fuentes alimentarias de hierro: la carne, el marisco, el huevo, las legumbres y los frutos secos. Te recomiendo que combines los alimentos ricos en hierro con alimentos ácidos (como el zumo de naranja o limón) para mejorar así su absorción. La carencia de este mineral puede derivar en ferropenia y anemia por falta de hierro. Durante los años de menstruación, así como en gestantes y lactantes, es importante mantener un especial control sobre los niveles de hierro, ya que también es muy necesario para el/la recién nacido/a. Por otro lado, ten en cuenta que la suplementación con otros minerales (como el zinc o el calcio) también puede competir con la absorción del hierro. Finalmente, puede existir carencia como consecuencia de ciertos problemas intestinales.
Para mantener los niveles de hierro necesarios, y si no hay pérdidas de sangre que deban subsanarse, basta con mantener una alimentación variada. En caso de carencia, es importante que sigas la pauta de un profesional sanitario, en relación con la toma de un complemento alimenticio con hierro o, en casos más severos, de un medicamento. Evita suplementarte con este mineral sin conocer si tienes falta de él en tu organismo.