Mantener una buena alimentación durante el embarazado es importante para el crecimiento y desarrollo del feto, ya que éste depende de todos los alimentos que le llegan a través de la placenta. Sin embargo, a veces la alimentación no es suficiente, por lo que se recomienda a las embarazadas añadir ciertos complementos alimenticios o vitaminas en sus dietas para cubrir la falta de estos determinados micronutrientes. Se pueden añadir suplementos que contengan ácido fólico (vitamina B9), zinc, selenio, hierro o DHA (ácido graso omega 3) para que también ayuden a sentirse con más energía. Es recomendable consultar siempre primero con el ginecólogo y tomar las cantidades recomendadas durante el periodo recomendado.
Durante el embarazo y el postparto el cuerpo sufre muchos cambios tanto a nivel hormonal que puede reflejarse en el pelo, uñas o piel como cambios en diferentes zonas del cuerpo como el abdomen, piernas o senos. Con estos cambios aparecen las estrías, celulitis o flacidez, por ello determinados cosméticos específicos como antiestrías, reafirmantes o fajas postparto ayudan a muchas mamás a prevenir la aparición de éstos y ayudar a recuperar la elasticidad, firmeza e hidratación en la piel.
El pecho y los pezones son una de las zonas que más cambios sufren y dónde se puede sufrir molestias, bien sea por el aumento de tamaño o de la sensibilidad.
Tanto el propio embarazo como el periodo de lactancia hacen que aparezcan estrías y grietas, por lo que se recomienda aplicar cremas antiestrias o cremas para el pezón que cuiden de esta zona tratando de aportar hidratación, cicatrización y regeneración del tejido. También las pezoneas ayudan a evitar el agrietamiento o las molestias de los pezones durante el periodo de lactancia, porque protegen el pezón y además facilitan que el bebé pueda amamantar.
Cuando surgen problemas en la lactancia materna como que no es posible amamantar directamente al bebé o por él solo no puede succionar, se recomienda el uso de sacaleches. Existen varias circunstancias por las que es posible que se deba acabar recurriendo al uso del sacaleches. Puede ser por bebés prematuros, exceso de leche, pezones irritados, problemas de succión, disponibilidad de tiempo para amamantar, etc. Aunque cualquiera de ellas ayuda a mucho tanto para el bienestar de la mamá como del bebé y su uso además facilita la conservación de la leche varios días hasta su ingesta.