Durante la época de verano, sol y playa exponemos nuestro cuerpo a la radiación solar de manera prolongada, y en muchos casos excesiva. Esta práctica favorece el bronceado de nuestra piel, además favorecer la síntesis de vitamina D, pero también puede provocar graves lesiones cutáneas que pueden llegar a tener consecuencias en el futuro. Por eso, es importante que tomemos las precauciones necesarias cuando pasemos muchas horas bajo el sol, utilizando protectores solares adecuados, y con protección alta o muy alta cuando en las horas centrales del día, si tenemos una piel sensible y delicada o si sufrimos quemaduras con facilidad.
Las cremas solares presentan diferentes factores, conocidos como SPF (Sunburn Protection Factor), un indicador que hace referencia al factor de protección y resistencia al sol que aporta cada producto, es decir el tiempo durante el que nuestra piel esta protegida frente a los efectos del sol, por tanto, cuanto mayor sea el factor de protección solar más tiempo nos protegerá de las posibles quemaduras y lesiones causadas por el sol. De este modo, los protectores con un SPF 50 o superior protegerán durante más tiempo y de forma más eficaz frente a los efectos negativos de la radiación solar
Existen multitud de protectores solares de protección alta o muy alta, con diferentes texturas y formatos, como cremas, sprays o sticks, que se adaptan a cada tipo de piel, además de cremas protectoras especiales para pieles sensibles, intolerantes e incluso con problemas de pigmentación, que cuidan y previenen los daños causados por el sol.
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